lunes, 26 de noviembre de 2012

Los pleitos entre la chairiza

La verdad es que es algo que comúnmente sucede en las sectas: Como la base de su existencia es una supuesta superioridad moral respecto de las demás personas, tarde o temprano caen en contradicciones por andar siempre cuidando donde pisan, a quien le dan la mano, o con que personajes pudieran coincidir en algún evento. Ellos siempre están con la precaución de no llamar al  Presidente "Presidente" sino "Excandidato Presidencial Panista".

Este mismo actuar, tan difícil en ocasiones de sobrellevar por la inercia que la misma convivencia diara conlleva, hace que poco a poco se vayan apartando o que los demás compañeros de secta los empiecen a segregar y a aplicar los peores calificativos, ya que basta sólo una acción, consciente o no, un dicho o una fotografía dando la mano a los vetados para ser tachados de traidores.

Sólo baste ver el pleito de lavanderas de @federicoarreola con el @toliro, del @toliro con @fernandeznoroña, de @mariodicostanzo con @alfredoJalife, de @alfredoJalife con medio mundo, de @martibatres con los Chuchos y ahí te la llevas hasta el infinito.

Hasta aquí todo pudiera parecer irrelevante, al ser simplemente diferencias y pleitos entre chairos, pero no, el asunto se torna serio cuando en esos pleitos de lavanderas (sin pretender ofender a las lavanderas, claro) se empiezan a entrometer las porras de cada chairo. Ahí tienen a los fanáticos de tal o cual personaje despotricando contra los partidarios del otro, a los grupos ultra amenazando con descubrir identidades y a los chairos más manipulables descalificando a sus contrarios por haberse dejado comprar con tarjetas Monex y Soriana.

Todo este mitote hace que las discusiones se tornen  por demás desagradables, viscerales, cargadas de odio al contrario y al final no llegan a nada que sea medianamente útil o de provecho. Toda la argumentación vertida en las discusiones no servirán para maldita sea la cosa ya que al día siguiente esos chairos estarán muy ocupados discutiendo y tratando como apestado a algún nuevo chairo que haya sido sorprendido violando alguno de los mandamientos sagrados de la secta.

En fin, que la chairiza siempre estará dispuesta a dar material de consumo para los que sólo disfrutamos el espectáculo de ver como adoptan sin chistar cada nueva palabreja, frase o dicho que les recete su Ayatola; o de ensañarse con el nuevo enemigo que el mismo les hubiera señalado, ya sea por pertenecer a la mafia del poder, a la oligarquía o ser parte del pueblo masoquista que no tuvo la inteligencia de creer en su palabra santa. Amén.